Yo no ilustro, acompaño con mi cantar. 

Escritos (Eduardo Chillida)

 

Las políticas culturales son importantes porque promueven la búsqueda de posibilidades de la humanidad y de cuestionamiento del individuo y el entorno, y sin esta mirada mediante las lentes de la cultura estamos destinados a ubicarnos en el mundo como individuos ausentes, y, todos entendemos, que el ser humano es un ser social por naturaleza. Las políticas culturales con una mirada hacía los nuevos lenguajes artísticos nos invitan a expandirnos, a relacionarnos, a convivir, a estar, a conectar y a reflexionar, porque como dice Marina Garcés  “la cultura nos sirve para vivir en ese desencaje, que es la distancia entre los seres humanos y mundo. Somos seres desencajados y por eso somos seres culturales.”.

 

CAMBALACHE es programa de acompañamiento de residencias escénicas de creación contemporánea que ofrecen un espacio de acogida, de acompañamiento, de ensayo y error, de investigación; un refugio donde las compañías y artistas escénicos que lo habitan pueden encontrar el calor para trabajar sin prisas, con buenas condiciones, y no sintiéndose solo usuarias de un espacio, sino habitantes naturales, como en casa.

 

El término cambalache alude a un intercambio o trueque entre dos partes, donde lo intercambiado, en general, aporta poco valor. El mercado de la producción teatral en España lleva a un modelo de trabajo que, hoy en día, cada vez interesa menos desde el punto de vista creativo. Pocos ensayos, la idea de resolver, de levantar un texto, de que el ensayo debe ser montar y repetir, montar y repetir, dejar el proyecto envuelto en un producto de fácil digestión para el público. En cambio, están apareciendo cada vez más compañías emergentes que sueñan con una línea de trabajo más flexible, más incierta, pero, en muchas ocasiones, potencialmente más fructífera y profunda. Los términos de laboratorio, de la investigación, del ensayo y error, que podrían pertenecer al mundo de las ciencias pero de los que la escena teatral está apropiándose, conllevan una inversión espacial y temporal de las que, lamentablemente, muchas compañías carecen.

Por ello, desde Navel, imaginamos un espacio de auténtica exploración, un lugar donde poder trabajar de forma intensa sin expectativas ni prejuicios, donde poder atreverse a probar cada día sin la presión del mercado. Cambalache no exige un producto final, sino que da la libertad de practicar e ir encontrando, de la mano de asesorías personalizadas para cada proyecto, cuáles son los caminos por los que puede ir avanzando, de forma intensa pero placentera, la creación.

 

Nosotros desde Navel ofrecemos lo fundamental para activar el disparador, un dónde y un cuándo; lxs residentes seleccionadxs dan la promesa de trabajar no para presentar un resultado, sino para aprovechar al máximo sus posibilidades creativas. Es un intercambio de lo mínimo que deberíamos poder regalarnos. De lo mínimo que podemos intercambiar. Un cambalache, al fin y al cabo, de un valor incalculable.

Las residencias son nuestro foco principal de trabajo. Queremos dignificar las condiciones de trabajo y durante este proceso de creación las compañías y los proyectos de emprendimiento serán acompañados y dotados de los recursos necesarios que están a nuestro alcance.

Desde 2020, el programa de residencia Cambalache acoge proyectos emergentes donde sus creadores y creadores se encuentren en la búsqueda de nuevos lenguajes y formatos teatrales que impulsen la creación contemporánea ligada a la innovación, lo participativo, lo colaborativo, lo inmersivo y las artes vivas. Proyectos donde se esté realizando la investigación y el desarrollo de una identidad artística.

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