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Foto del escritorEQUIPO NAVEL ART

MEETING a MARÍA ROSA ARÁNEGA


 

MARÍA ROSA ARÁNEGA

Artista plástica

NOMBRE: María Rosa Aránega Navarro


NACIMIENTO: Almería, 6 de diciembre de 1995.


CIUDAD DE RESIDENCIA: Cúllar, Granada.


OCUPACIÓN ACTUAL: Artista plástica, investigadora.


Instagram: @mraranega


¿En qué momento empezó a interesarte el arte?

Hay dos puntos de inflexión en mi vida. Con seis años, a la misma vez que empecé a escribir, comencé también a dibujar. El papel y el lápiz se volvieron algo compulsivo a partir de los 8 hasta los 16 años, fueron unos años horribles donde mi única forma de expresión fue el dibujo. El segundo click fue a partir del 2014, cuando tras la aprobación de la Ley Mordaza y algunos problemas más, tuve que salir de las calles para tener, otra vez que expresarme y protestar a través del lenguaje artístico.


Cinco palabras que describan tu estilo.

Memoria, intrahistoria, trauma, austeridad y pathos.


Cuando empiezas un proceso creativo de un nuevo proyecto, ¿Qué sueles hacer? ¿Cuál es tu punto de partida?

Probablemente cada vez que desarrollo un proyecto están naciendo varios nuevos. Cuando me doy cuenta de ello intento hacer archivo. La realidad se nos estructura con imágenes, así que me sobresaturo de ellas para tener una perspectiva mayor, acotar y armar las narrativas más significativas. Otro método muy prolífico es deambular entre los testimonios y los archivos oficiales. Del vaivén de relatos de mis abuelas o vecinas a los archivos fotográficos, militares, hemerotecas, etc, han resultado las obras que más me gustan.


¿Cuáles son tus influencias?

Intento que mi mochila esté llena de muchas cosas. De la denuncia tabú de Antonio Fillol, el ingenio de Rogelio López Cuenca o Daniela Ortiz, la perspicacia de Nuria Güell, las viñetas de Art Spiegelman, los trazos de William Kentridge, el compromiso de Jorge Moreno Andrés, la crudeza de Teresa Margolles, la poética de Rafael Jiménez o Gonzalo Elvira, la increíble mirada de Erika Diettes, las palabras de Didi-Huberman, Reyes Mate, Marianne Hirsch, Miguel Hernández, F. David Ruiz, Carmen Soler, o la música de Conchita Piquer, Angelillo, Marisol o Facundo Cabral. Esos son los nombres conocidos, pero por supuesto mi familia es mi gran influencia primigenia.

Proyecto o pieza que recuerdes con cariño dentro de toda tu trayectoria.

Recuerdo con inmenso cariño el primer proyecto con clara intención política que hice. Le llamé Ca(u)s(u)alidad. Cogí las imágenes más icónicas que se estaban difundiendo sobre la huida de refugiados desde Oriente Medio y les coloqué las caras de los mismos presidentes que estaban soltando barbaridades xenófobas, racistas… Aporofobia pura. Entre ellos estaban Merkel, Rajoy, Trump, Viktor Orban, Aznar, Sarkozy, Erdogan,… Los retraté como refugiados porque deseaba apelar a la alteridad de alguna manera, y también porque quería señalar irónicamente a los responsables, que a través de políticas neocolonialistas han desestabilizado en las últimas décadas a los países de Oriente Medio.


¿Dónde estás cuando no haces arte?

Tras hacer Bellas Artes, hice un Máster de Cultura de Paz, Conflictos y DDHH, desde entonces descubrí que mi vena de la investigación más académica enfocada en la antropología no está tan lejos de la artística. Cuando no estoy “haciendo arte”, estoy preparando una futura tesis doctoral donde aunar lo académico y lo artístico de mi trabajo en algo más interdisciplinar dentro de los estudios de la “posmemoria” y el trauma intergeneracional.

¿Qué te traes ahora entre manos con respecto a tu trabajo?

En estos momentos estoy tratando de asimilar todos los avances que he hecho en el último año en la Fundación Antonio Gala. En otras circunstancias estaría tratando de mover mi trabajo pero la crisis del COVID-19 ha truncado la mayoría de mis planes. He vuelto a la casa de mis padres en Cúllar, he montado un minitaller donde me gustaría salir durante unos meses de la disciplina del dibujo. También tengo entre manos un intento de ensayo. No obstante, hasta julio estaré trabajando para una gran editorial, poniendo imagen a las palabras de un grandísimo escritor. Ojalá poder decir más pero tendré que esperar a finales de año…


RECOMENDACIÓN:

Mi recomendación sólo quita una media hora. Es un corto documental del antropólogo Jorge Moreno Andrés. Se titula “La importancia de llamarse Avelino García”. En términos generales, refleja a la perfección cómo el acceso a lo que nuestros antepasados vivieron en un pasado traumático es fundamental para nuestra paz e identidad. En ese pasado no podemos obviar lo que ocurrió en España en el siglo XX. Es esencial mirar al pasado para resolverlo, superarlo y construir un futuro mejor.





¡GRACIAS MARÍA ROSA!




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