"El infierno de los vivos no es algo que será: existe ya aquí y es el que habitamos todos los días, el que formamos estando juntos. Dos formas hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y convertirse en parte de él hasta el punto de dejar de verlo ya. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio."
" Las ciudades invisibles". Italo Calvino.
Es una danza dentro de los espacios construidos por Italo Calvino a través de la voz de Marco Polo y la oreja del Gran Kan Kublai; una danza desde la cual el lector puede reconocer sus lugares: los de nostalgia y de deseo, los lugares presentes y los que aún no están habitados, los de memoria y otros de ausencia.
Una especie de mil y una noches de las ciudades, que cada vez más el caminante Marco Polo teje a favor del soberano sedentario, para exorcizar la melancolía de sus noches. De la historia surgen casas, puentes y calles, y caras ocupadas para vivir la vida. ¿Pero existirán realmente estas ciudades? Es la cuestión de que en algún momento molestará al triste gobernante, a quien parece que Marco Polo nunca se ha mudado de su jardín, y que todas esas caras que alternan entre templos, alfombras, árboles y calles existen solo porque están diseñadas por ellos, siempre inamovible en un suntuoso palacio, a pesar del movimiento de la vida que narran.
El valor incalculable en la historia de Marco Polo es, de hecho, en ese espacio entre las palabras, la voz excepcional desde el espacio que va a parar y liberando a la digresión de pensamiento, de modo que se puede pasear en los intersticios de silencio, "parada y conseguir un poco de aire fresco o huir "
Es un viaje hacia hacia lo invisible, un paseo entre lo posible, en la región del deseo, que mientras se produce ya es un recuerdo. El atlas de Kublai conserva intactas las diferencias entre los lugares, mientras que aquellos que siempre han estado en el camino, como Marco Polo, saben bien que a fuerza de deambular, poco a poco, los contornos y las diferencias se atenúan y "cada ciudad se parece a todas ciudad »
A través de este recorrido expositivo, de hecho, el artista Dani Juste nos enseña la evolución de sus obras en los últimos quince años.
Algunos de sus trabajos son un compendio de arquitecturas donde éstas no solo enmarcan sino que parecen proteger a las solitarias figuras. También nos enseña entornos vacíos donde el Ser toma conciencia de sí mismo y ponen de relieve algunos conceptos antagónicos como vacío/plenitud, luz/oscuridad, armonía/ caos bullicio/ silencio…
El silencio, en palabras de Susan Sontag, como el gesto del artista que le libera de la esclavitud del mundo.
El silencio como el lenguaje que conecta al espectador con la obra
de arte.
Sobre Dani Juste
Estudia Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, cursos de doctorado en la UNED y Máster en Gestión Cultural en la Universidad de Alcalá de Henares. Dentro del terreno de la creación artística se interesa por las posibilidades expresivas de las técnicas mixtas, donde, a través del collage, hace uso de la pintura, las tintas, el yeso, la fotografía, etc.
R E S E R V A D E I N V I T A C I O N E S:
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